Por: Andrés Darío Salazar Fierro
Gestor social – Proyecto Páramos

El objetivo de la conservación y restauración de los servicios ecosistémicos de los complejos de páramo y bosque alto andino, parte del reconocimiento que han realizado las comunidades campesinas y la economía rural tanto en el mantenimiento como en el daño de estos ecosistemas. Las preguntas que surgen entonces son ¿qué es lo que hay que mantener y restaurar en la cultura, la economía y las dinámicas socioambientales de estos territorios que son de alta importancia para el proyecto?

Hay que reconocer que la violencia y el conflicto armado interno han golpeado históricamente este territorio (corredor estratégico de la guerrilla durante años) propiciando, además, economías ilegales. Esto por supuesto impactó la región en términos demográficos, generando desplazamientos forzados y voluntarios, desde los municipios y veredas hacia los cascos urbanos.

A raíz de lo anterior y para dar respuesta a la pregunta planteada, la RAPE a través de su Proyecto Páramos, fijó actividades de restauración y conservación de los servicios ecosistémicos en 14 complejos de páramos. Para eso, fue necesario realizar la caracterización de los predios en los que se va a ejecutar el proyecto y dentro de los hallazgos, se encontró un abandono paulatino en las veredas altas y del campo en general, a raíz del desplazamiento forzado y a que han encontrado alternativas de producción en productos con mayor apoyo o precios más estables como el café o la caña en veredas o municipios más bajos.

La geografía de estos municipios ha implicado un aislamiento de las dinámicas económicas y culturales que se ha dado en la parte plana del territorio, a la altura de la cuenca del Magdalena; ya que es un campesinado más cercano a las oleadas de migración de personas acostumbradas a trabajar en alturas bajas y con otros productos.

Los nevados son un fuerte referente de los municipios Anzoátegui, Murillo y Santa Isabel (priorizados en el proyecto) y en ese sentido, es claro que hay un gran potencial en cuestión de turismo y que las alternativas para la activación de nuevas dinámicas económicas pasan por aprovechar un renglón de la economía que con la finalización del conflicto, tiene todo para crecer.

Las propuestas en lo metodológico deben pasar por un auto-reconocimiento del rol como habitante del territorio, tanto en los impactos y daños que genera, como en las maneras en que actúa y trabaja para su cuidado y conservación, no sólo desde lo que existe en el presente, sino en lo que se construye para las generaciones del futuro, a través de proyectos de vida sustentables en el territorio con bienestar social y equilibrio ecológico.

Al respecto es muy diciente el segundo párrafo de la introducción del Plan de Desarrollo Municipal de Santa Isabel: “A pesar de las bondades del municipio somos conscientes del fenómeno de migración de la población del campo a la ciudad, por ello  trabajaremos en el desarrollo de estrategias que permitan que los campesinos y nuevas generaciones no abandonen el campo, incentivando a las familias del municipio o de otros lugares, para repoblarlo, generando condiciones de bienestar para un campo viable.”